lunes, marzo 29, 2010

Lápices llega a Beirut.


*Niña palestina refugiada, alumna escuela Ramalla, Beirut.
Lápices para la Paz ha llegado por fin a Beirut y enseguida nos hemos puesto a trabajar para los niños y niñas refugiados palestinos que viven hacinados en el campamento de refugiados de Shatila. La Asociación Najdeh nos está coordinando estupendamente para que los casi 530 alumnos tengan su material escolar además de proporcionar juegos educativos para la pequeña guardería que dispone el Campamento.

Hemos tenido mucha suerte con disponer con esta Asociación tan serie e implicada con la causa palestina. Tiene programas de actuación en violencia doméstica, proyectos de microcréditos y diversos programas que van desde la coordinación con varias ONGs hasta fomento de empleo para mujeres palestinas. El centro de esta Asociación se respira actividad en cada habitación, que por cierto, está lleno de mujeres dedicadas a las diferentes actividades y sólo hay un voluntario, Sergio, que ha venido desde Suiza para hacer su doctorado de la sociedad palestina y que habla bastante bien el español.

Desde un principio han estado con nosotros en todo momento e informado de la tremenda situación que vive el campamento Shatila, que es realmente una zona de chabolas. Dicen que es la más miserable de los 59 campos de refugiados palestinos que hay repartidos por el mundo incluído los 8 de Gaza. El campo es una sociedad-isla de pobreza y miseria. Existe en el ambiente una considerable exclusión y discriminación por parte de la sociedad libanesa. Hay un 40% de desempleo, importante subida de violencia doméstica y una alta tasa de abandono escolar.

Además según nos cuentan, muchos jóvenes se sienten frustrados porque quieren matricularse cuando terminan sus estudios básicos, pero para la mayoría de los palestinos no tienen dinero para matrículas ni plazas para ellos en las universidades libanesas.

Ante este panorama, Wafa, nuestra guía palestina, refugiada en Beirut desde casi 20 años, nos está acompañando en todas las gestiones como el cambio de euros conseguidos para Lápices a moneda local y esta misma mañana nos ha llevado a Shatila. En el transcurso del viaje, que apenas son quince minutos en coche desde la Asociación, Wafa me cuenta, con voz baja, que lo que más le gustaría en este mundo es regresar a su tierra, pero que Israel lo tiene prohibido. No sólo baja su voz, sino también la mirada y por un momento también su tristeza ha sido la mía.
Nada más llegar a Shatila, el contraste de la ciudad que emerge de sus cenizas, como es Beirut y esta barriada es un tanto impresionante. Es más que una barriada de chabolas, es un insulto para toda la humanidad. Los Derechos Humanos están en papel, no están entre las serpenteantes calles de Shatila. Sus habitantes luchan por sobrevivir dentro de la injusticia del olvido y de toda exclusión de derechos civiles que les son vetados por la demás sociedad libanesa. ¿Qué delito ha cometido esta gente? Y es sólo la de huir para salvar su vida y dignidad. Huir de la muerte y opresión que permanentemente se ha instalado en su tierra, Palestina.
Hoy hemos contemplado no sólo la injusticia sino también la esperanza. Y esa esperanza está en las cientos de sonrisas de niños y niñas ajenos a la dura realidad de este gueto. La guardería Najedh es un pequeño respiro de alegría y luz que nace entre los callejones de Shatila.

Es una guardería mixta que tienen pequeños de entre 0 a 5 años. Les enseñan inglés árabe y en una pequeña aula pudimos comprobar cómo además les enseñaban música con diversos instrumentos. Muchos jugaban en la azotea, otros con juegos de guerra y otros nos enseñaban el signo de la victoria. Cuando nos dirigimos al colegio Ramala, el panorama es desolador porque se pueden contemplar diversos edificios calcinados, ametrallados, los impactos de bala se cuentan por decenas. Visitamos las 16 aulas con niños y niñas de entre 6 a 12 años. *Foto, pequeños palestinos nos enseñan el símbolo de la victoria, guardería de Shatila.
Pudimos comprobar la importante falta de papel, cuadernos y en general cualquier producto básico escolar. Pero no les faltaban entusiasmo por sus sueños de progreso: muchos querían ser médicos, abogadas, enfermeras, un niño futbolista, ingenieros, maestras, siempre ejerciendo y trabajando para el propio campamento de refugiados y poder ayudar a sus familias. Los problemas no les son ajenos, son conscientes de la situación política y de las condiciones de salubridad y la poca habitabilidad de las casas que están construidas: no tienen territorio para poder expandirse, los residentes del campo se ven forzados a construir en vertical con bloques de hormigón, aunque esto es también ilegal.
Me pregunto qué sentirán al ver el importante auge inmobiliario de la ciudad de Beirut, una supuesta riqueza por el centro de la ciudad con tiendas de renombre como Rolex, Louis Vuitton, Guci, Kenzo, Swarovski….como también me pregunto qué sentirá los educadores y educadoras de la escuela Ramalla cuando les pregunten los alumnos si tienen futuro, si pueden acceder a estudios superiores, si esa niña que quería ser abogada podría tener esperanzas de conseguirlo y tenga que proporcionarles una respuesta.
Una sensación de impotencia se apodera de todos los que trabajamos con Lápices, pero esto no ha restado fuerzas para encargar todo el material escolar que hemos pedido para mañana mismo y que transportaremos hacia la escuela. Esta tienda situada dentro del Campamento es de dueños palestinos, por lo tanto, todo el dinero que se gastará también repercutirá en la pequeña economía del campo, y esto es sumamente importante para ellos.
Al irnos, pude contemplar la mirada de esa niña que estudiaba matemáticas con sumo interés. No puedo evitar pensar que ante esta tremenda injusticia de exclusión y la falta de futuro que le acompaña, si se es consciente la terrible pérdida humanitaria que se vive cada día por coartar las oportunidades de estos niños y niñas, inteligentes, dedicados en sus estudios, entusiasmados por tener una profesión y que serían grandes personajes que quizás podrían cambiar el mundo.

jueves, marzo 25, 2010

Nuestras manos, vosotros y lápices: ¡Despegamos!

Llevar un proyecto como Lápices para la Paz no es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Cada cuaderno, lapicero o goma de borrar que les llevaremos esta vez a más de 500 alumnos refugiados palestinos en Beirut estarán cargados de ilusión y compromiso.
Sin tener subvenciones, ni espléndidas donaciones, nuestro trabajo está construido por un gran esfuerzo colectivo de nuestros amigos, compañeros de trabajo, compañeros y profesores de facultad (Trabajo Social, Madrid, Escuelas Pías a quien les vendí camisetas y bolígrafos), nuestra incondicional familia, seguidores de esta bitácora que desde siempre han apoyado esta iniciativa y también mucha gente anónima que ha divulgado nuestro trabajo por la red. Por lo tanto, muchos de vosotros también formáis parte de este proyecto educativo, sois lapiceros y lapiceras de corazón.

*Foto niña beneficiada del proyecto Lápices para la Paz en el colegio España, campamento refugiados saharaui de Dajla, 2008.

La cantidad que vamos a destinar son tres mil euros, para comprar material escolar a los niños y os puedo asegurar que ha crecido euro a euro durante todo un año con mucho esfuerzo debido también por la terrible crisis económica que padecemos. Esta vez volarán junto con nuestras maletas 500 lápices de madera que tiene doble función: en un extremo tiene un muñeco que servirá además de escribir para jugar. Son los mismos que vendimos en su día y os aseguro que tuvo un gran éxito. También quiero mostrar mi gratitud a Amor Olomi que desde Cataluña ha donado 300 chupetes para los nenes que también irán junto con nosotros y que dejaremos en diversas guarderías asi como centros sanitarios.

*Foto, los Lápices para la Paz que llevaremos a los niños palestinos refugiados.

Queda muy poco para llegar a nuestro destino y como es habitual desde que Lápices estuvo en Palestina, en los Campamentos de refugiados saharauis, y en la zona más pobre del sur de Etiopía, os seguiré contando en el blog, el día a día de nuestro nuevo destino: Líbano donde habitan un total de 408.438 refugiados palestinos (datos de la ONU en 2007), que constituyen cerca del 10% de la población total del país.

Los palestinos viven hacinados en 12 campos distribuidos por todo el país y subsisten por debajo del nivel de pobreza. A diferencia de sus compatriotas refugiados en Siria o Jordania, no disfrutan de los derechos sociales del país que los acoge, de hecho los niños no pueden acceder a las escuelas libanesas y su único objetivo de la población es volver a su tierra. Así cómo os narraré la distribución del material, los niños que veremos, los educadores, la situación en que se encuentran cientos de refugiados y cómo sobreviven. Sus esperanzas, sus sueños o sus deseos de paz y prosperidad. Os invito a que viajéis con nosotros. ¡Despegamos!.

Escuela Ramala, Beirut.

Donar material escolar a países en conflicto.

miércoles, marzo 24, 2010

No comment.

Niños en el vertedero La montaña de humo que está en Phnom Penh, Camboya.

Niños enseñando material escolar. 2.700 personas desplazadas viven en Kab que se encuentra en el noroeste de la República Centroafricana, cerca de la frontera con Chad. Junto con las autoridades locales, las organizaciones no gubernamentales están proporcionando agua, alimentos, atención sanitaria y la escolarización a la creciente población de Kabo.

Darfur, niños refugiados esperando con su familia a la distribución de la comida. Nicolas Rost,UNHCR.

Un joven hindú camina por las tierras baldías de Berhampur, en el estado de Orissa, en La India, la fecha en que se celebra el Día Mundial del Agua. Biswaranjan Rout / AP.


Niñas de familias pobres asisten a clases en una escuela pública en Gauhati, India. AP / Anupam Nath.

Roha, un pequeño, es dejado durmiendo en la vereda de una transitada calle en Mumbai, India el miércoles. AP / Rafiq Maqbool.

Un niño de la calle busca materiales reciclables en un vertedero de basura en las afueras de Gauhati, India. AP / Anupam Nath.

Un niño de la calle exhibe sus habilidades acrobáticas con ayuda de un aro de hierro durante un espectáculo callejero en Katmandu, Nepal. AP / Gemunu Amarasinghe.

Niños trabajadores en fábrica de globos en Kamrangir Char, en las afueras de Dhaka, Bangladesh. AP / Pavel Rahman.

Foto de Abir Abdullah / EFE. Una bangladesí recoge restos quemados tras un incendio en el suburbio Bashbaria de Mohammadpur, Dhaka (Bangladesh). Al menos 350 humildes viviendas fueron destruidas por el fuego, aunque al parecer no se produjeron muertes.

Autor desconocido: niñas combatientes en Líbano. En mayo de 2000, el Ejército israelí se retiró del Sur del Líbano, poniendo fin a 22 años de ocupación.

Un pequeño de dos años juega tras una red usada para mantener los pájaros fuera de su zona de desplazados por la ofensiva israelí en Gaza. Tara Todras-Whitehill / AP.

Dos niños manchados hasta las cejas con pintura celebran la fiesta del color o 'Holi' en Calcuta, La India. Sucheta Das / AP .

lunes, marzo 22, 2010

Los huérfanos de la guerra.

La excelente periodista Mónica Bernabé que trabaja para El Mundo y que está en Afganistán nos habla de los niños afganos huérfanos de guerra. La crónica es dura y muy triste. Quiero hacerme eco de sus palabras, de la otras víctimas "colaterales" de los conflictos interminables. Cuesta imaginar qué tipo de futuro les espera a estos menores que serán adultos del mañana.
"Los niños que ven en esta fotografía con la mirada perdida o cara de asustados son algunos de los huérfanos de esta guerra, la que las tropas internacionales libran en la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, para, según dicen, acabar con los talibán. La ofensiva se intensificó en los últimos meses con la llegada de nuevos efectivos: entre abril y agosto del año pasado EEUU desplegó 21.000 militares suplementarios en las provincias de Helmand y Kandahar, y ahora se espera la llegada de 30.000 más. Y también en los últimos meses, casualidad o no, el número de huérfanos ha aumentado.
El director del orfanato de Lashkar Gah -la capital del Helmand-, Haji Abdul Kasom, declara que en el último medio año han recibido a 30 niños, casi el mismo número que ya tenían. El orfanato cuenta ahora con 75 criaturas y ya no hay sitio para más. Los que se queden sin padre o madre a partir de ahora tendrán que buscar otro lugar. "También tenemos a 25 niños y niñas que sólo vienen durante el día y pernoctan en otro sitio", detalla. Es la única solución que han encontrado a tanta demanda..."
Sigue leyendo.

domingo, marzo 21, 2010

Los niños del polvo negro.

¿Quién dice que la esclavitud ha sido abolida?. La esclavitud no ha cambiado de nombre. Sigue estando presente y apena es noticia en los grandes medios de comunicación.
No sólo no ha sido erradicada sino que sigue sumándose a un enorme conjunto de prácticas que afectan a la vida y a la salud de cientos de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza. Los invisibles, los nadie. Ahora los grandes organismos internacionales lo trantan de "crimen contra la humanidad", porque consiste en haber negado a una persona la cualidad propia de ser humano. Y este nuevo concepto de la esclavitud no evita conocer la realidad de "Los niños del polvo negro. Reciclando pilas en Dacca, Bangladesh".

Durante 14 horas al día machacan viejas baterías con el ladrillo de Shinwari para extraer la varilla de carbono, limpiarlas y reciclarlas. El polvo negro de carbono desprendido lo invade absolutamente todo y provoca multitud de infecciones por inhalación en los niños que juegan en torno al taller. Algunos tienen vetas de sangre constantemente brotando por la nariz. Logran 6 Takas (10 céntimos de euro) por cada 1.000 varillas que limpian cada jornada.


Fotografías de Shehzad Noorani.
Hay cientos de pequeñas factorías y familias enteras dedicadas a la extracción del carbono y pequeñas piezas de metal (zinc) en Dacca, capital de Bangladesh. Una vez separados y limpiados en el río Buriganga, los materiales son enviados a las fábricas para fabricar nuevas baterías y el metal a fundición para artesanía. Los desechos y las montañas de carbón se depositan en la ribera del Buriganga para ganar terreno al río y disponer de más espacio de trabajo.

jueves, marzo 18, 2010

Otra vuelta de tuerca.

Fotos de Mussa Qawasma, niños palestinos en Hebrón.
Poco hace falta ya para que el pueblo palestino se levante de nuevo y se vuelva a enfrentar a unos de los mejores Ejércitos del mundo como es el israelí. Esta vez, ante los peores insultos que se les puede hacer a los palestinos es declarar patrimonio cultural de Israel la Mezquita de Abraham, en Hebrón, y la tumba de Raquel, en Belén.
Los enfrentamientos han durando durante toda esta semana, extendiéndose hacia Jerusalén, también por temor a que Israel amplíe el expolio de la mezquita donde, según la tradición, está enterrado Abraham. Dicha Mezquita ya ha sufrido los embistes de la intolerancia.
Nuestra guía y compañera palestina Nadia, nos relató cuando estuvimos con Lápices cómo en pleno mes del ramadán y para más INRI en un día festivo para ellos como son los viernes, un colono israelí, según parece, un loco, armado hasta los dientes entró en la Mezquita y se lió a tiros matando a decenas de palestinos que oraban. Poco después los impactos de bala fueron rellenados con yeso, la sangre limpiada, dejándolo como la patena.
Nadia, mujer todo terreno, gran defensora de la educación y la paz, mientras nos acompañaba, entró en dicha mezquita con sumo respeto. Tuvo que soportar los controles israelíes como si fuera terrorista peligrosa para poder ejercitar su fe libremente.
* Foto: Nadia era nuestra guía, una mujer fuerte, tremendamente segura de si misma, decidida y valiente que no sigue las normas establecidas: no tiene hijos y está soltera.

Toda incursión, no hablo ya del tremendo colonialismo o apartheid israelí, (donde una minoría, ejerce su poderío sobre una mayoría palestina) no es sólo una infamia, sino ya que toquen y revuelvan símbolos tan sagrados es reabrir unas profundas e incicatrizables heridas. Otra vuelta de tuerca.

En fin, todos han salido a protestar en esas calles de Hebrón que son desoladoras: tiendas cerradas, abandonadas por años de conflictos, calles vigiladas por el Ejército israelí y mucha desesperanza entre los rincones de la ciudad. Hay una callejuela bastante especial, la calle Shalala, que se dirige a la Mezquita de Abraham y donde se podía observar por encima de nuestras cabezas como una especie de techo pero de red metálica que cubre todo ese paseo debido a la cantidad de cosas que los judíos arrojan en ella: botellas, piedras, envases entre otras muchas cosas, y en alguna ocasión excrementos y orina a todo el que pasa por allí, especialmente a los viandantes palestinos desde lo alto de los edificios de Avraham Avinu y Beit Hadassa.


Y los niños palestinos como es habitual no han faltado a la cita. Algunas fotos son espeluznantes. Recordar que según las leyes militares israelíes los menores de 18 años pueden ser considerados adultos. Esta práctica es contraria a lo establecido por Convención de los Derechos del Niño, que Israel por cierto, forma parte de la Convención, establece la mayoría de edad a los 18 años. Entonces los niños palestinos pueden ser juzgados y condenados por tribunales militares desde los 12 años de edad. Además no existen tribunales para juzgar a los menores, normalmente cumplen sus sentencias en prisiones para adultos y comparten celdas con presos comunes. Entre los 12 y los 14 años de edad, los niños palestinos pueden ser condenados un máximo de 6 meses de cárcel.

Existe un conjunto arquitectónico en la parte vieja de Israel que es fascinante. Se trata de la Mezquita y el Muro de las lamentaciones. Una de las bases en que se asienta la Mezquita es una pared del Muro. Ambas construcciones pueden coexistir sin problemas. Además, no se puede separar sin que medie una destrucción que acabaría con estos dos símbolos.
Es un claro ejemplo del conflicto palestino-israelí. Muchos desearían acabar de una vez con el Muro y otros con la Mezquita pero el final seria catastrófico.
Hay tantas cosas que nos unen, más que nos separan, pero el tiempo doloroso y lleno de muertos en este conflicto tienen que llegar a su punto y final, de cordura para acabar con tanto odio y tanta violencia. No habrá paz sin justicia y esto lo saben todos los dirigentes de ambos bandos.

Más en Lápices: Hebrón, rabia contenida.
43 años de hechos consumados.

martes, marzo 16, 2010

Vacunas inalcanzables.

África lucha contra la polio: La campaña de vacunación se dirigirá a unos 85 millones de niños de 19 países del centro y oeste de África. (Foto: Kate Holt EFE).

Hoy he leído que hacen falta 4.300 millones de dólares para vacunar a niños del Tercer Mundo: La Alianza Global de Vacunas sólo tiene cubierto el 40% de sus necesidades hasta 2015.
En 2000, los líderes de 189 países firmaron el acuerdo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En ellos, se comprometieron, entre otras cosas, a reducir la mortalidad infantil en dos tercios para el año 2015. Según el último informe de UNICEF, en 2008 murieron 8,8 millones de menores de cinco años, una reducción importante desde 1990, cuando se registraron 12,5 millones de decesos, pero insuficiente.

Mientras releo esto sé que hoy en día los alimentos y complementos dietéticos mueven 224 millones de euros, es decir que las ventas de productos para adelgazar aumentarán este año 2010. Existen cientos, millones de medicamentos que son registrados e investigados bajo una premisa: que sean rentables. Y mientras se gestan nuevos productos de adelgazamiento, cada día muere un niño por falta de vacuna. Las paradojas de las sociedades tecnológicamente "avanzadas".

Hace ya casi más de siete años, hubo una conferencia en la Organización Mundial de la Salud, en el que se marcó un claro objetivo: que el nivel sanitario de todo el que habitase en el planeta fuera tal que les permitiese llevar una vida social y económicamente productiva. Salud global para todos, sin excepciones, sin diferenciar en qué país te ha tocado nacer. Pero nada tienen que hacer los "Objetivos de Desarrollo del Milenio" frente al ánimo de lucro y la voracidad de ciertas empresas farmacéuticas.

Sueño con una gestión sanitaria donde sea accesible para todas aquellas familias de escasos o inexistentes recursos y así prosperar en una atención asistencial sin necesidad de ver morir a sus niños y niñas. Pero hoy por hoy, en cualquier rincón más desfavorecido de este planeta, el dinero es el que manda. La pobreza también significa morir antes que los habitantes de los países más ricos por el único motivo de no tener dinero para conseguir medicamentos. Y ésto, desgraciadamente seguirá estando en la memoria de los que no tienen nada.

domingo, marzo 14, 2010

Montaña de humo.

Fotografía ganadora de un accesit en el concurso 'Los derechos de la infancia vistos desde su altura'.Y el texto que la acompañaba... "En el vertedero de Phonm Phen todo resbala y todo ahoga, la injusticia y el humo me asfixian todavía, tanto tiempo después. Ella vive allí, condenada sin delito a buscar un pedazo de plástico, un cristal roto. Su recuerdo sigue aquí, clavado en mi memoria: un ángel perdido en el infierno". Jesús García Pastor.

Existe un vertedero llamado La montaña de humo que está en Phnom Penh, Camboya. Hogar para miles de familias que buscan entre la basura, día tras día. Muchos van descalzos, desnudos, sin guantes. Rebuscan entre los desperdicios para encontrar tesoros tales como chatarra, aluminio, plástico, papel, ropa, vidrio o cualquier otra cosa susceptible de ser vendida a las empresas vietnamitas que transportan la mercancía hasta las plantas de reciclaje situadas al otro lado de la frontera camboyana. Trabajan de sol a sol, envueltos en el manto de humo que desprenden las toneladas de inmundicias. Lo terrible es que cada día se hace más complicado encontrar algo de valor en esa montaña de humo debido a la crisis económica.

Son 40 hectáreas y más de 2.000 recolectores de plástico y metal, familias recién llegadas de las zonas rurales más pobres de Camboya, que todavía arrastra demasiadas consecuencias de la guerra.

Las fotografías de este reportaje intentan mostrar la cotidianeidad, el esfuerzo y la dignidad de sus habitantes pese a lo infernal del entorno, una montaña humeante y resbaladiza que crece al ritmo de las toneladas de basura que escupen los camiones. Una montaña de miseria en la que se puede perder un brazo o morir de asfixia; en la que, a veces, una niña puede encontrar un tesoro, un paraguas rojo. Un lugar en el que trabajar es clavar un garfio de metal en la impotencia. La ONG que está trabajando en la zona: http://www.pse.asso.fr/

sábado, marzo 13, 2010

Uno de los grandes: Miguel Delibes.

Se nos ha ido uno de los escritores más grandes de la literatura castellana, Miguel Delibes, inmenso, humanista, ecologista, auténtico...
Comencé a leer sus libros desde el colegio, lectura que al llevar consigo las directrices de mi profesor “obligatoria” siempre me daban una cierta pereza para prepararme a sus textos.
Pero una vez que me sumergí, con apenas doce o trece años, entre sus páginas y leer "El Camino", comencé a percibir que estaba presenciando algo sublime.
Se nos ha ido algo de nosotros, un retratista de la sociedad excluida española, que relataba como nadie un país enfermo por el franquismo, caciques y mala gente que explotaba a su antojo a los desarraigados, los pobres campesinos, hambrientos de justicia, humillados hasta la médula y con el miedo incrustado en los huesos. Por esto quiero dejar un pequeño fragmento de “Los santos inocentes” de la novela sublime del mismo título. A muchos “señoritos feudales” de nuestro país se revolvieron a ver la película y a los del pueblo, a nosotros, también nos da un vuelco el estómago de ver la impunidad con que se trataba a las personas, sin dignidad, como si fueran no-humanos ni con capacidad de tener algo tan sencillo o complicado, según se mire, que son los derechos.

jueves, marzo 11, 2010

Mundo roto.

Vídeo rodado por Javier Fesser en Mayo de 2009 durante la Sexta edición del FISAHARA en el campamento de refugiados Saharauis de Dajla a 172 Km de Tindouf, en el llamado "desierto de los desiertos" y que Lápices para la Paz tuvo la gran suerte de convivir con este pueblo tan maravilloso. Macaco junto niños y niñas refugiados que no pierden la sonrisa...

lunes, marzo 08, 2010

8 de marzo, día de la mujer.

La niña minera Abigaíl Canaviri, de 14 años. Foto de Daniel Burgui Iguzkiza.

La crisis económica mundial afectará más a las mujeres en el campo laboral, ha señalado la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En el último informe presentado, el organismo sostuvo que la crisis afecta tanto a hombres como a mujeres, pero que el verdadero impacto en el sector femenino aún está por llegar.

Para Abigaíl, la niña minera de Potosí, Bolivia, a quien quiero hacer un homenaje en el día de hoy, que comenzó a trabajar con sólo 12 años desconoce los informes de OIT, la ONU, el Banco Mundial ni le importa.
Su única misión es sobrevivir día a día en las entrañas de una tierra tan explotada como ella, superando el miedo a la silicosis que mató a su padre por trabajar también en la mina.
Abigaíl trabaja de noche, unas 12 o 14 horas. La cooperativa de mineros le pagaba 20 pesos diarios (dos euros), cuatro veces menos de lo que cobra un adulto por la misma tarea. Pero desde hace varios meses trabaja gratis. Sus minúsculas ganancias se las restan a la deuda de 2.000 euros que le cargaron a su madre viuda.

Para los grandes organismos internacionales, un día como hoy sólo representan estadísticas. Desconocen los nombres, el sufrimiento, los 20 pesos de Abigaíl, los sueños de esta niña minera, el día a día de generaciones de mujeres que llevan en sus espaldas no sólo la discriminación sino la injusticia social durante milenios.
Ahora se habla de empoderamiento, lo introducen en discursos políticos a miles de kilómetros de la mina de Abigaíl. Un término que está muy de moda específicamente en referencia a la mujer. Los programas de empoderamiento se orientan frecuentemente a permitir el acceso de las mujeres a los recursos y a la toma de decisiones, tanto individuales como colectivas y conseguir que ellas se perciban a sí mismas capaces y legítimas para ocupar un espacio en la toma de decisiones. Para la niña minera a ésto le suena a ciencia ficción.
Terminología, objetivos con perspectiva de género en los pasillos de la ONU, mientras unos 3.800 niños y adolescentes siguen trabajando en las minas bolivianas, aunque según la ONG local Cepromin (Centro de Promoción Minera), la cifra real de mineros ronda los 13.000.
Transcurren tantos y tantos años, y no sólo no cambia la realidad de las desigualdades e injusticias sino que se van agravando, de tal forma que en algún lugar de este mundo habrá otra niña como Abigaíl que seguirá soñando con estudiar Medicina “para darles medicinas a los niños pobres y curarlos gratis.” He aquí un poco de lucidez, un ejemplo de dignidad para apender.

Para ella, para las cientos y miles de niñas trabajadoras que viven en la sombra.

La mina como escuela
Texto: Ander Izagirre / Audio: Iker Armentia

sábado, marzo 06, 2010

Escuela Ramala, Beirut.

Varios niños refugiados tras ser evacuados de Beirut después de los bombardeos del Ejército israelí en el 2006, dibujan en una pizarra su versión del bombardeo sobre la capital libanesa.

Queda poco para partir hacia Líbano y todos nuestros esfuerzos irán destinados a una escuela que se llama Ramala y cuenta con aproximadamente 530 alumnos. Se encuentra en Shatila, uno de los campos de refugiados palestinos que existen en Beirut.
Lo sorprendente, que ésta escuela está financiada por la UNRWA, agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestina en Oriente Próximo (agencia única dentro del sistema de la ONU) y sólo les proporcionan los libros de texto que una vez finalizado tienen que devolver a la agencia. No hay ningún tipo de ayuda para material escolar y las familias, con escasos recursos económicos se enfrentan a la compra de lápices, cuadernos, etc, año tras año.

Algunas veces me pregunto si los esfuerzos se verán recompensados alguna vez. Muchas cartas se han escrito pidiendo apoyo al proyecto Lápices para la Paz, muchas se han enviado, entre otras, a la Fundación Rachel Corrie para que nos ayude a formar una pequeña biblioteca que llevará su nombre, y el silencio es la respuesta. Como tantas veces que me he dirigido a diversas organizaciones que facturan miles de millones.

Pero estos obstáculos no nos impiden seguir con la determinación de proporcionar las herramientas educativas necesarias para los niños y niñas que viven en terribles situaciones. Sé que este proyecto es pequeño y humilde. Es una pequeña gota en el océano, pero sin esa gota, al océano le faltaría algo. No es mi frase, ya lo dijo Teresa de Calcuta.

Queda poco para embarcarnos a otra realidad que no sale en los grandes medios de comunicación. Os esperamos a tod@s para que viajéis con nosotros.