domingo, junio 28, 2009

No comment.

Hushé es una pequeña aldea de Pakistán, situada a 3.100 metros de altitud. Cuna de los famosos sherpas, es el último vestigio de civilización que los escaladores encuentran antes de ascender el K1. El equipo de 'Al filo de lo imposible' conoce bien el lugar y, junto a la ONG Sarabastall, ha creado un proyecto para mejorar la salud de estos habitantes. Fotos: Sarabastall.

Pocas imágenes como ésta de de Gervasio Sánchez retratan con tanta crudeza y sobriedad los efectos del comercio de armas y la impunidad con la que los países trafican con las herramientas de la destrucción: un niño con la pierna cercenada y pérdida de visión en un ojo aparece aquí resignado a un futuro injusto. A su lado, su madre lo observa, con una mirada filtrada por el burka que no deja ver la expresión de su padecimiento. Serie de Gervasio Sánchez y textos de Juan Peces: Afganistán: mujeres contra el olvido.
Cinco millones de niños mueren al año por falta de compromiso en la lucha contra la desnutrición, a pesar de que hay un arma eficaz para combatirla: los Alimentos Terapeúticos Listos Para Usar. Foto: Juan Carlos Tomasi/MSF. De la serie "las 10 crisis más desatendidas del 2008".

Voces del Sáhara. Cerca de 135.000 saharauis, según datos de Human Rights Watch, malviven en campamentos cedidos por Argelia en el árido desierto del Sáhara. En la foto una niña llena uno de los bidones de su casa desde los depósitos de las ONG.

Un niño filipino come las sobras dejadas por unos viajeros que pasan por su hogar situado al borde de una carretera, en un barrio pobre de la ciudad de Quezon (Filipinas). La Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) estima que el hambre en el mundo podría alcanzar niveles históricos en 2009, con unas 1.020 millones de personas hambrientas cada día. La organización informó que las comunidades pobres tienen menos acceso a los alimentos debido a sus bajos ingresos, el incremento en el desempleo y el aumento en los precios causados por la crisis económica mundial. Rolex dela Pena/EFE

Un grupo de jóvenes reza tumbado en el lodo para provocar que llueva en el pueblo de Nari Bari, en la India. Al menos 24 personas han muerto en el país como consecuencia de las altas temperaturas. Rajesh Kumar Singh / AP.

Mujer hindú baña a su hijo en las aguas del contaminado pozo Sangam, en la confluencia de los ríos Ganges, Yamuna y Saraswati, en la ciudad de Allahabad. Jitendra Prakash / REUTERS

viernes, junio 19, 2009

Transformar la sociedad en humanidad.

Un sueño se hizo realidad. Fue en Anantapur, India. La transformación se hizo a acabo con tenacidad, trabajo, ilusión, en silencio. Se dice que los grandes hombres se conocen a través de sus actos. La obra de Vicente Ferrer es inconmensurable, sencillamente un prodigio humanitario.
Era posible desprender la pobreza milenaria que asolaba a la casta de los intocables. Era posible transformar una sociedad en humanidad.
Vicente Ferrer, nos ha dejado hoy a los 89 años de edad. Su recuerdo formará parte de la historia.

"Para todos nosotros en India y en España, dice su mujer Anna, sigue viviendo a través de sus sencillas palabras y mensajes, que tienen significado para todas las personas, sea cual sea su credo o condición".

Biografía.
Vicente Ferrer nace en Barcelona (España) el 9 de abril de 1920. Durante su juventud, entra a formar parte de la Compañía de Jesús con la ilusión de cumplir su mayor deseo y vocación: ayudar a los demás.
En 1952, llega a Mumbai (Bombay) como misionero jesuita para completar su formación espiritual, y allí mantiene su primer contacto con la India. A partir de ese momento, dedicará el resto de su vida a trabajar para erradicar el sufrimiento de los más pobres de ese país.
Lamentablemente, su labor genera suspicacias entre los sectores dirigentes, que ven en él una amenaza a sus intereses y consiguen una orden para expulsarle del país. Ante este hecho, más de 30.000 campesinos, secundados por intelectuales, políticos y líderes religiosos, se movilizan en una marcha de 250km para protestar por la orden de expulsión.
En una entrevista con Vicente, la entonces primera ministra Indira Gandhi reconoce su gran labor, comprometiéndose a buscar una solución y enviando este telegrama: "El padre Vicente Ferrer se irá al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido otra vez en la India."
En 1968, Vicente sale del país y regresa a España.
Anantapur: la aventura definitiva.
En 1969, vuelve a la India y se instala en Anantapur (Andhra Pradesh), uno de los distritos más pobres del país, para continuar su lucha por los más desfavorecidos. Ese mismo año deja la Compañía de Jesús y crea, junto a quien será su futura esposa unos meses más tarde -Anne Perry- la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur.
Sin embargo, durante los años 70 persiste el asedio, esta vez desde las autoridades de la región, que ven con recelo el trabajo de la Fundación, llegando incluso a intentar encarcelarlo.
Tras la denuncia de abuso de poder del que estaba siendo objeto, Ferrer consigue un fallo favorable que crea jurisprudencia.
Años más tarde, en 1996, crea la Fundación Vicente Ferrer en España para asegurar la continuidad económica de los proyectos en la India. Desde ese momento, lidera un proyecto que, hoy en día, continúa vivo gracias a un equipo de cerca de 1.900 personas y al apoyo de más de 139.000 colaboradores.
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martes, junio 09, 2009

Quiero un cuaderno.

En la capital de Etiopía, Addis Abeba, me despertaba con la sensación de haber dormido pocas horas. La luz se introducía a través de las cortinas con total impunidad. Me dirigí a la pequeña terraza del hotel, y al mirar al frente allí estaban. Una decena de niños tumbados en las aceras. Algunos durmiendo, otros mirando a la lejanía. Son niños de la calle. Descalzos, mugrientos, hambrientos y sonrientes.

Etiopía tiene una altísima tasa de mortalidad infantil por la cantidad de niños huérfanos que viven en la calle, la explotación infantil y el Sida. La Constitución etíope no trata directamente la violencia en la familia y el Código Penal no parece sancionar el incesto. Muchos niños son abandonados por familias que viven en zonas rurales y se ven condenados a mendigar por las calles de Addis Abeba.

Otros son vendidos por familias incapaces de mantener a sus hijos, y varios millares son secuestrados por una mafia organizada que obliga a los niños a mendigar y repartir el dinero obtenido.
Se calcula que unos 60.000 menores mendigan en las calles, según fuentes oficiales, aunque otros cálculos indican que pueden llegar a 100.000.
Muchos niños explotan deficiencias físicas para pedir limosna, otros pasan las horas masticando khat (un estimulante muy popular en Etiopía). Niños sin nombre, sin identidad, con miradas ávidas de turistas para poder conseguir un maldito birr.
Todas las mañanas se nos acercaban varios chavales, les dábamos el desayuno y les comprábamos plátanos. Una sonrisa iluminaba sus rostros, pero era algo temporal porque después tendrían que seguir buscándose la vida y una sombra se quedaba paralizada en su ánimo. Dagmawi es un niño espabilado y despierto.
*Foto, Dagmawi. A mora.
Ya conocía nuestros nombres y nos decía que aunque se veía obligado a mendigar por las calles, iba regularmente al colegio. Y además afirmaba que era muy buen estudiante.
Nos esperaba todos los días, con sus pantalones enfrentados a mil batallas y sus vivaces ojos negros. Pequeño, desprotegido y libre como el viento se conoce los hoteles de turistas al dedillo.
La calle es suya, la supervivencia su manual, tremendamente memorizado.

El último día que le vi, Dagmawi ya sabía que era la última vez que nos encontraríamos, recordaba la fecha en que me despedía de la ciudad. Vino corriendo hacia mi y pensé que me pediría unos cuantos birrs, pero sonriente y cariñoso hablando bajo dijo:

- ¿Me compras un cuaderno para el colegio…?