Ocurrió en Torreorgaz.

Una docena de jóvenes de 17 años de Torreorgaz mataron a una burra a puñetazos, patadas e insertándole un palo en el recto hasta dejarla reventada por dentro.

Fueron chicos de 17 años, en una negra noche de juerga y desenfreno. En esa noche infame estuvo incluido una terrorífica sesión de robo, maltrato, tortura, violación y múltiples vejaciones a un animal tan noble como su estirpe: una burrita indefensa de veinte años, plateada y pequeña. Sin decir que todo el maltrato animal me horroriza hay que recordar que las organizaciones protectoras de la naturaleza consideran al burro español un animal protegido porque se encuentra en peligro de extinción.

La noticia me sobrecogió. Las circunstancias, los extraños caminos que llevan a unos adolescentes cometer tan cruel barbaridad hacia la más extrema indefensión.
No hago más que reflexionar ante esta sociedad…¿enferma?, donde se está banalizando la más desorbitada crueldad y violencia. ¿Qué nivel de ensañamiento, agresión, de…violación es capaz un menor en este siglo XXI?
Estos chicos, ¿que opinan de la humanidad, la tolerancia, el mero respeto? ¿Qué escalas de valores tienen de la vida en todas sus vertientes? ¿Cual será el trato que les ofrecerá a sus parejas, sus hijos si los tienen, su perro o su perra si también los tienen? Y lo que es peor, ¿que tipo de educación serán capaces de proponer a sus descendientes?.

Me indigna ver la foto de este animal destrozado.
Y contemplándola allí, con el vientre hinchado no dejo de recordar a Juan Ramón Jiménez, que con su ternura y sus párrafos llenos de cariño describía a Platero. A ese animal, el burro, tan inteligente, tan paciente y resistente. Que ha sido clave en la historia española por su trabajo y su fidelidad en las más condiciones de pobreza extrema que sufrió nuestro país durante años de postguerra y que estos chicos, estos “quintos” de Torreorgaz nunca han conocido ni vivido. Desconozco si en los libros. Como también desconozco la razón de tanta violencia y muerte ejercida hacia los animales.

Quiero terminar con una lúcida frase de Mahatma Ghandi donde enfatizaba la construcción de una sociedad en consonancia con el respeto hacia todos los seres vivos: "la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados en que ellos tratan a sus animales....".

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"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:

— Tiene acero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo." Juan Ramón Jimenez.

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