Gaza se apaga.

Después de que la principal planta de electricidad de Gaza haya terminado con su última gota de suministro por la escasez de combustible debido a que Israel cerró todos los pasos fronterizos, la oscuridad se ha adueñado de las calles, los caminos que llevan a las escuelas, de las casas y lo que es peor, de los hospitales.

Gaza se apaga. La luz no llega a los centros sanitarios donde se encuentran ingresados decenas de heridos de los últimos ataques del Ejército israelí. Se apagan las máquinas de soporte vital en las unidades de hospitalización.
El frío llega, quizás más incisivo que antes. Es un frío ya no del terrible invierno que asola Palestina, sino un frío de impotencia y de desesperanza.

La ONU habla, se dirige al mundo afirmando que las restricciones de acceso a la Franja de Gaza por parte de Israel son “injustificables e inaceptables”.
Pero resulta que sí son aceptables porque la peor crisis humanitaria que sufre ese pueblo ha comenzado y muchos permiten esa desolación, ese castigo colectivo. Ya sea por el silencio, ya sea por la indiferencia.

Las velas recorren las calles en penumbra. Las portan un centenar de palestinos en una manifestación convocada por organizaciones no gubernamentales. Protestas en el aire, en la noche más profunda, por el bloqueo indiscriminado y habitualmente desproporcionado que está impidiendo que llegue el combustible y ayuda humanitaria. *Foto una familia palestina come bajo la luz de velas. EFE.

Gaza se apaga, poco a poco.

Inaceptable es la poca luz de coherencia que tampoco llega al entendimiento, pero lo que es más grave, muchos quieren que ese pequeño atisbo de esperanza quede extinguido para siempre.
Ante todos estos hechos, muchos nos apagamos, junto a ese pueblo que sobrevive, ahora, en este preciso momento, en las tinieblas.

Actualización:

Ayuda blogosfera: Ilumina Gaza. ¡Sumaté a la denuncia en tu blog!

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Aunque el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, ha autorizado la entrada de fuel para producir electricidad y medicamentos, de momento se niega a permitir la entrada de comida y de gasolina para los vehículos o simplemente para aguantar el frío.

No nos engañemos, han accedido por la presión de la comunidad internacional, y diferentes organismos no gubernamentales.
El castigo colectivo es algo habitual a la población palestina, saltándose todas las normas del Derecho Internacional, Convenciones de Ginebra, Resoluciones de la ONU… que versan desde la retirada de las fuerzas armadas israelíes de territorios ocupados, derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenaza o actos de fuerza, muros de separación ilegales, garantizar la libre circulación de personas, y un largo etcétera que es papel mojado por mucha autoridad que tenga la Comunidad Internacional.

Al igual que Alberto Sotillos de Primera Plana, propulsor de la campaña Ilumina Gaza, una iniciativa que representa la voluntad de que los pasos fronterizos se abran indefinidamente, para que ningún ser humano pueda morirse en la ambulancia, ninguna mujer siga dando a luz en los innumerables checkspoints o un niño fallezca por no tener electricidad para operarle…os doy las gracias a toda la blogosfera que se ha sumado a esta denuncia.