Viendo el panorama de la Cañada Real, personas perdidas, sin rumbo, bajo los efectos de las drogas me doy cuenta que es una trágica visión que no contemplaba desde hace décadas en España. Es cierto que esta imagen está más que escondida, no sólo de las ciudades sino también de los medios de comunicación. Ha repuntado el consumo de heroína en nuestro país, es algo a reflexionar al igual que deberían hacer las políticas sociales y dirigirse a este sector con más recursos y no dejar a todas estas personas que desean no ser más que estadísticas.
Paco nos enseñó la Parroquia de Santo Domingo de la Calzada, repleta de alimentos, productos básicos, ropa y una pequeña biblioteca. Nos comenta que distribuyen comida a todo aquél que lo necesita en ambas barriadas y que les ha costado reeducar a los habitantes a la hora racionar la entrega.
Los pobres han aumentado un 3,4% en España desde que empezó la crisis. En dos años, hay un millón de personas más que no superan el umbral de pobreza. Los más afectados son las mujeres, los jóvenes y los inmigrantes. Y no están todos aquí, en barrios marginales de Madrid.
Paco, -Le pregunto- Si no estuvieras aquí, ¿qué sucedería con todas estas personas..?.
A lo que Paco contesta: - Simplemente estaría otra gente ayudándoles. Estoy convencido.
En este rincón olvidado de Madrid conviven la pobreza y altas situaciones de una exclusión social que va más allá de la carencia de recursos. Es tan necesario dar oportunidades como capacidades a todas estas personas. No se puede postergar, discriminar, depreciar esta realidad..,todos deberíamos tener una parte de implicación y compromiso para paliar esta injusticia.
Cuando terminamos de descargar todo el material escolar para los cientos de niños de la Cañada y El Gallinero, se presentó un joven rumano en la puerta de la Parroquia. Demandaba comida y algo de ropa para él y su bebé. Su mujer trabaja interna en un barrio de clase alta en Madrid y hacia más de tres meses que vinieron a luchar por un futuro mejor en España. Tenía un cuerpo famélico y sus brazos estaban cubiertos de pinchazos de heroína.
Ayudé a Paco en darle leche, pasta, galletas y todo lo que su pobre cuerpo podía transportar. Apenas lograba sostener todas las bolsas repletas de productos y cuando le vimos alejarse nos dimos cuenta que se había dejado olvidado una veintena de jeringuillas nuevas en el suelo. Gritamos para que volviera y corrió como pudo, exhausto a por ellas.
Más: Se necesitan cunas y demás enseres para los nuevos bebés que han nacido en la Cañada Real. Se pueden dejar los domingos a las 10.00h de la mañana en la Parroquia de Santo Domingo de la Calzada de la Cañada Real, Madrid. Mapa desde la A-3 carretera de Valencia: