domingo, septiembre 26, 2010

Hambrientos en el siglo XXI.

Fotografía de Luigi Benedicto.
Leo en el periódico que el hambre en el mundo ha bajado por primera vez en 15 años pero existen 925 millones de personas aquejados de hambre crónica (925 millones de hambrientos) o la cantidad de niños que mueren por malnutrición (uno cada seis segundos) siguen siendo cifras "inaceptablemente altas", según enumera la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en un informe.
Para mi las cifras son vergonzosas, como si son altas o bajas.
La ONG Médicos Sin Fronteras ya advirtió respecto a la desnutrición infantil que ésta no recibe suficiente atención internacional. A pesar de su decisivo impacto en la mortalidad infantil y en la salud a largo plazo, el tratamiento y la prevención de la desnutrición no han sido cuestiones lo bastante prioritarias en la planificación y los programas de salud pública internacionales y nacionales. Y sin embargo, suena irónico, en cualquier sitio de Etiopía puedes encontrar una botella de Pepsi antes que un trozo de pan para un famélico niño.
Lo vimos cuando Lápices para la Paz recorrió el sur de Etiopía. Contemplando crónicas de muertes anunciadas en pequeños que apenan se sostenían en pie.
Detrás de cada cifra hay un ser humano, que lucha, sobrevive, tiene hijos y sueña con un futuro mejor. Millones de personas hambrientas que necesitan de forma urgente una cura a una enfermedad injusta, violenta, marginal y no lo olvidemos: solucionable.

Fijaros la dimensión del hambre en pleno siglo XXI: existe una población en El Sahel que está robando el grano a las hormigas para poder alimentarse.
La mala cosecha del año pasado, la subida generalizada del precio de los alimentos y un nuevo ciclo de sequía han provocado una inseguridad alimentaria que alcanza a dos millones de personas en Chad y a casi diez en todos los países al sur del desierto del Sáhara.
La escasez es tal, que cientos de familias sobreviven 'robando' a las hormigas su sustento. Se trata de las 'termitières', madres de familia numerosa que rebuscan en los hormigueros de la zona cada día durante horas. Tratan de encontrar el escondite de la hormiga reina, donde las obreras han ido depositando los granos de cereal recogidos de los campos durante los meses anteriores. Lo separan de la tierra sirviéndose del viento y de un plato de esparto, y lo muelen hasta conseguir una suerte de harina que después mezclarán en el fuego con un poco de agua caliente, haciendo una pasta que llene el estómago. Mira aquí la galería "sobreviviendo al grano de las hormigas".
La ONU declaró que el acceso a una alimentación adecuada es un Derecho Humano fundamental que entraña obligaciones para los Estados y una responsabilidad colectiva. Y es cierto, pero los Derechos Humanos no solo están en papel, hace falta implicación y compromiso político real. Un informe hecho público por ActionAid y Ayuda en Acción "¿Quién está luchando realmente contra el hambre?" asegura que el hambre cuesta a los países empobrecidos 450 mil millones de dólares al año, más de diez veces la suma necesaria para reducir el hambre a la mitad para 2015.
Queda espacio para la reflexión si es que interesa erradicar esta lacra o no. Si el hambre sigue provocando indignación o no.
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3 comentarios:

Laura dijo...

No conocía esa historia. El año que viene será dramático en Asia y se extrapolará al resto del mundo debido a la terrible sequía que azota el Sudeste Asiático, donde se produce la mayor parte del arroz mundial. Es desolador ver cómo el arroz está muy bajito y hay terrenos que incluso se han secado. Ya veremos cómo es el informe del año que viene, pero me temo que habrá un buen aumento de las personas con hambre crónica.

Observador dijo...

Es curioso como los estados corren para salvar a los bancos y no lo hacen tanto para acabar con lacras como el hambre ,con sólo un 1% de lo que se uso para salvar al gran capital podría comer la población de Etiopía en mas de 5 años ,ahora si se pusiese un impuesto del 0.0005% a las transacciones de capital en el mundo y se destinase a labores humanitarias se erradicaría el hambre y enfermedades relacionadas para siempre.
Para algunos estos seres humanos hambrientos son sólo estadísticas y no cuentas de resultados.

Donativos dijo...

Los ricos más ricos, los pobres más pobres. Como siempre.