domingo, septiembre 19, 2010

Europa se descubre.

Mujer, inmigrante rumana, pobre y europea. El Gallinero, junio 2010, fotografía de Lápices para la Paz.

200 familias gitanas rumanas malviven en El Gallinero, un inframundo a tan sólo 14 kilómetros de la Puerta del Sol de Madrid.
Muchos se instalaron muy cerca de otra barriada, La Cañada Real malviviendo entre ratas y miseria. Y a pesar de esas pésimas condiciones de insalubridad, no quieren ni oír de regresar a Rumanía, de donde emigraron para escapar de la xenofobia, la exclusión y la pobreza de su propia tierra que les vio nacer.
Los más pobres entre los pobres. Europeos de segunda, puesto que en el ingreso de Rumanía en la Unión Europea había una directiva del 2004, diez Estados miembros de la Unión —Bélgica, Alemania, Irlanda, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda, Austria, Reino Unido y Malta— donde se habían limitado la libertad de instalación en su territorio de ciudadanos de otros países, recortando el derecho a la residencia a tres meses, si los rumanos o búlgaros (gitanos o no) no tienen contrato de trabajo, o unos recursos económicos verificables.

Estas directivas y las expulsiones masivas de gitanos violan los principios básicos que europeos que bajo el famoso Tratado de Lisboa, aprobado en diciembre de 2007 cacarea los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad y respeto por los Derechos Humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Preceptos que la Unión Europea reforzó comprometiéndose con la lucha contra la discriminación, el respeto y la protección de los grupos más vulnerables.

No deja de ser paradójico contemplar esta lucha incesante por las libertades y los derechos y por la puerta de atrás ver cómo países europeos como Francia o Italia, expulsa, reniega, excluye a estas minorías, la mayoría gitanos que proceden de Rumanía y Bulgaria, países miembros de la Unión Europea y del espacio Schengen, por lo tanto podrían regresar a estos países, pero no podrán establecerse en situación irregular ni volver a recibir ayuda en caso de los retornos voluntarios.

Francia expulsa a los gitanos rumanos. Reuters. Una familia de gitanos rumanos expulsados de Francia llega a Bucarest desde Marsella.
Ante esto, no hago más que preguntarme qué papel hace realmente Europa, qué consecuencias traería discriminar más si cabe a estos grupos vulnerables necesitados de justicia social, qué medidas serian las correctas para luchar contra la pobreza y la exclusión, contra la tiranía de la discriminación. Si esa corriente de expulsión y rechazo por las personas que tienen diferentes culturas, lengua y religión puede llegar a otros países europeos.
No puedo evitar recordar el famoso poema “Cuando los nazis vinieron por los comunistas” de Martin Niemöller pero atribuído a Bertolt Brecht. Se trata de las consecuencias de no ofrecer resistencia a las tiranías en los primeros intentos de establecerse:
"Primero vinieron a por los comunistas, y yo no los defendí, porque yo no era comunista. Después vinieron a por los judíos, y yo no los defendí, porque yo no era judío. Entonces vinieron a por los católicos, y yo no los defendí, porque yo no era católico. Finalmente vinieron a por mí, y para entonces, ya no quedaba nadie para defenderme."

2 comentarios:

Yolanda dijo...

El coste de una celebración de un congreso internacional por los derechos humanos (por ej.) de los "nuestros mandatarios mundiales" bastaría para crear empresas por ejemplo de energía renovables, bioalcohol, etc, ...o sencillamente ....empresas dedicadas a crear un mundo mejor...qué gente gobierna???y por qué les dejamos???? cómo puede nadie estar de acuerdo?

Mariam dijo...

Esta es la Europa de las libertades, de los valores y de la hipocresía. Pero esto no es nuevo..Europa siempre se le ha visto la careta.