martes, abril 06, 2010

Visibles entre los invisibles.

*Foto de Lápices para la Paz, alumna refugiada palestina recogiendo su lápiz en la escuela Ramalla, campo de refugiados Shatila, Beirut.
Amnistía Internacional ya denunció en su día las deplorables condiciones en las que viven los refugiados palestinos en el Líbano e instó a las autoridades locales a poner fin la discriminación sistemática que sufren día tras día.
Es así, la superficie de los campos no ha variado desde 1948, fecha en que comenzó el éxodo de los palestinos por la creación del estado de Israel.
La población palestina ha crecido desde los 100.000 que llegaron el 1948 hasta los 400.000 actuales, de los cuales la mitad viven en los campos de refugiados, viviendo en la miseria, sin esperanza de mejorar su vida cotidiana ni de regresar a su país.

La Asociación Najdeh que tanto está aportando a Lápices para la Paz, ayuda a los refugiados palestinos de Líbano y se esfuerza sobretodo por las mujeres, por conseguir puestos de trabajo y por la igualdad de derechos de los refugiados. La guerra entre Israel y Hezbolá en el verano de 2006 empeoró mucho la situación de los refugiados.
Najdeh ayudó en los difíciles momentos de la guerra de 2006 suministrando alimentos, leche, utensilios de cocina, colchones, pañales, ropa, medicamentos y agua limpia. Además tuvieron que acoger a gente procedente de campos de la frontera israelí y a libaneses huidos.
Laila Ali, directora de Najdeh nos dice que están combinando la alfabetización y la formación profesional. Y que más del 70 por ciento de los palestinos que acaban la formación, consiguen trabajo fuera de los campos. Es complicado tener buenos puestos laborales, nadie contratata a palestinos y quien lo consigue, ganará mucho menos que un libanés desempeñando lo mismo y la mayoría de los palestinos acaban consiguiendo trabajos sumergidos, en negro, como la construcción que en Beirut está en auge.
Para los más pequeños, existen escuelas infantiles y de primaria. Aprenden entre otras materias, árabe, inglés básico mediante libros de ilustraciones, canciones y juegos.
A los niños se les prepara para seguir la educación media en escuelas creadas por Naciones Unidas exclusivas para palestinos. Najdeh además imparte educación profesional y busca lugares donde las mujeres puedan hacer prácticas.
*Niños y niñas enseñando sus Lápices para la Paz, colegio Ramalla, Beirut.

Pero ni la Asociación ni la UNRWA puede acabar con la especial marginación social de los refugiados. Una marginación especialmente visible entre los invisibles, Shatila, Sabra, y más de diez campos de desplazados. Se necesitan políticas de inclusión social de forma urgente por parte del gobierno libanés pero eso es ciencia ficción y los menores lo saben.
Entre las clases que visitamos hicimos rondas de preguntas. Quisimos conocer qué desean los niños y niñas en un futuro. Todos tenían unas buenísimas expectativas profesionales, de solidaridad con su propio pueblo y sentimientos de prosperidad y de cooperación.
Es tremendo encontrarse con que tus sueños son masacrados. Sentir la realidad que te envuelve, en todos los aspectos: laboral, económico, cultural y social. Muchos menores se quedarán atrás por no disponer de dinero ni salidas universitarias por su condición de palestino en este país.

Es complicado imaginar un futuro prometedor respecto a ésta incertidumbre política y humanitaria. Los educadores continúan formando en una memoria histórica dolorosa que por supuesto no hay que olvidar. Todos desean regresar a su tierra, Palestina. Muchas generaciones de refugiados han nacido en los hospitales de la UNRWA, porque ni dar a luz una mujer palestina le es permitido en un hospital libanés.
Discriminaciones visibles entre los invisibles. Y no sólo por este gobierno libanés, sino por toda la comunidad internacional que permite este crimen sistemático de sueños y anhelos de miles de niños y niñas.

7 comentarios:

Associacio cultura, pau i solidaritat dijo...

Genial articulo! Ese video os lo cuenta en imagenes: http://www.blip.tv/file/3151805/

Mercè Salomó dijo...

Alicia, mañana (ya hoy) leeré con calma tus entregas.

Acabamos de llegar de Palestina y hay imágenes difíciles de olvidar: Hebrón, por ejemplo.

Un beso enorme.

joaquina dijo...

Me han encantado los posts sobre vuestra visita a Shatila. Os he dedicado un pequeño post en mi blog:
http://olvidados.blogia.com/2010/040701-lapices-para-la-paz-en-shatila-beirut-.php

Besos!

Observador dijo...

Que sueños de futuro tan prometedores y que cruda la realidad de est@s niñ@s en el Líbano, triste saber que a lo más que les dejaran llegar es a trabajador en precario.
¿Que se puede esperar que pase en los años venideros con esta olla a presión en que se están convirtiendo los campamentos???
La paz pasa por el reconocimiento de los derechos adquiridos de los palestinos en Líbano. Buen post .Besos

Alicia Mora dijo...

Gracias Joaquina por la difusión.
Efectivamente Observador, la sensación en los campamentos es de una importante tensión, que si no se remedia, estallará...
Abrazos a todas y todos.

M-Madrid dijo...

Viajando por la red me encuentro con este blog que me recuerda que el futuro son los niños aunque en estas circustancias lo tiene algo dificil,gracias a gentes como vosotros por infundirles esperanzas a estos niños y por hacernos ver que otro mundo es posible.

Unknown dijo...

te sigo leyendo aunque no ponga muchos comentarios, pero sigues emocionando, graciaspor vuestra labor. dirnaa