jueves, abril 22, 2010

Quiero ser maestra.

Alumnas estudiando matemáticas a nuestra llegada al colegio Ramalla, campo de refugiados palestinos de Shatila.

Beirut amanece bajo el incesante ruido de los coches. Es una ciudad diseñada para ellos obviamente. El peatón es una simple molestia que debe buscar su vida a la hora de cruzar calles, semáforos que no funcionan y aceras minúsculas. Parques verdes inexistentes y un tráfico feroz.
Las grúas ya están trabajando en reconstruir lo que otros han destruido. Cientos de rascacielos se están elevando bajo el dinero de miles de donantes para reconstruir la ciudad después de la guerra. Pero los signos del estigma de este gran negocio, como son los conflictos armados aún no lo ha borrado el dinero.
Muchos edificios tienen las huellas de bombas, metralla y disparos. En fachadas, laterales de casas y en cientos de balcones. Es de la Guerra Civil Libanesa.
*Foto, uno de los edificios aún con signos de metralla
Sólo han reconstruido el centro de la ciudad, zonas de ejecutivos y gente adinerada que hacen importantes negocios. Nunca he visto tanto coche de lujo en tan poco espacio. En una ciudad que se va la luz tres horas al día. Muchos lo padecen, otros, como las carísimas tiendas de marca y los hoteles se permiten tener un generador evitando los molestos cortes de electricidad.
Pero si esto nos ha llamado la atención no lo es menos dentro del campamento Shatila. Es parte del paisaje el poder de destrucción así como la miseria que también está dentro de las vidas de los refugiados. Así cómo la falta de electricidad durante esas tres horas al día o más. Y ellos no cuentan con generadores.

*Edificio destrozado dentro del Campamento de Refugiados palestinos Shatila, Beirut.
Cuando nos dispusimos a transportar todo el material al colegio Ramalla, Said, el dueño de la tienda ya tenía todo previsto para que no nos preocupásemos de nada. Él junto con otro amigo que se presentó con una moto comenzó a cargarla, tanto que dudamos si esa pequeña moto iba a poder con todo el peso. Y sí que pudo frente al asombro de todos y con seis o siete viajes todo el material escolar estaba en el patio del colegio.

Niñas enseñando sus Lápices para la Paz. Colegio Ramala, Campo Refugiados Shatila.

Después subimos todos con los lápices de madera que llevamos desde Madrid y repartimos en todas las aulas. Al entrar los niños y niñas se levantaban y gritaban:
-¡¡Good Moooorning teachers!!
Y luego se sentaban, algunos muy serios y disciplinados, otros menos tímidos con una sonrisa en los labios. También tuvimos alguna demostración de bailes tradicionales palestinos especialmente para nosotros y fue maravilloso verles tan implicados y tan alegres.
En algunas clases hicimos rondas de preguntas y muchos alumnos se quedaban muy asombrados que desde España se acordasen de ellos y que quisiera alguien venir hasta este rincón del mundo para ayudarles.
-¿ Sabéis dónde está España ?
- Sí, sí, respondían- ¡¡¡En Europa, Europa!!! Real Madrid, futbol, futbol!!- Nos gritaban.
- ¿Qué queréis ser cuando seáis mayores?
Y ante ésta pregunta, muchos entusiasmados levantaban el brazo y la educadora responsable de la clase les invitaban a contestar.
- ¡¡Médico!!
- ¡¡Abogada!!
- ¡¡Ingeniero!!
- ¡Futbolista! Me gusta mucho el fútbol (ni que decir tiene que éste niño era el que identificó el Real Madrid con España).
Entonces, una niña muy tímida que estaba sentada casi al final de la clase se atrevió a levantar el brazo.
- Yo quiero ser maestra y lo lograré.
Decisión e ilusión, eso era lo que reflejaba sus ojos. No lo dudé ni un instante. Fué muy emocionante y esperanzador.

7 comentarios:

Eusebio dijo...

¡¡FELIZ DIA DEL LIBRO!!
Un abrazo, amigos

entrenomadas dijo...

Emocionante y esperanzador!, cuánto hay que aprender de esas miradas, de esas palabras.

Un beso,

Marta

Observador dijo...

Médicos para curar las heridas del corazón por el exilio forzado de su tierra, abogados para pedir justicia ante los continuos ataques al pueblo palestino, ingenieros para construir una Palestina nueva, Maestra para enseñar que en la paz esta la bondad de l@s palestin@s y el mas mediático futbolista este sin comentarios.
En definitiva esperaza en las mentes de estos niñ@s , con ayuda de gentes como vosotros es posible.

Sara G. de Blas dijo...

Alicia:
Soy estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universiad Carlos III de Madrid.
Me encantaría, si fuera posible, entrevistarla para una práctica de la Universidad. Se la haría por email.

Muchísimas gracias.
Espero su respuesta,
Sara G.

Regina Camps (invítame a vivir) dijo...

Gracias por todo esto. Gracias por el esfuerzo y por la vida que regaláis

Regi

Anónimo dijo...

Os recomiendo la película "Buda explotó por vergüenza". No tiene desperdicio ninguno. Desde luego que no sólo Buda explotó por vergüenza, yo también.

Alicia Mora dijo...

Gracias Regi!
Sobre la película del Buda, ya la ví, también exploté de vergüenza...Te recomiendo además "Las tortugas también vuelan" del mismo director de "Nadie sabe nada de gatos persas" que se ha estrenado hace poco. Abrazos!