miércoles, noviembre 18, 2009

Lápices para la Paz se prepara para Líbano.

Refugiados. Un total de 18 millones de niños y niñas sufren los efectos del desplazamiento. Hay cerca de 50 millones de personas desarraigadas en todo el mundo. En Líbano habitan un total de 408.438 refugiados palestinos (datos de la ONU en 2007), que constituyen cerca del 10% de la población total del país. Niamet es una refugiada de 11 años. Sueña con "volver a Palestina", de donde tuvieron que huir sus abuelos.- ISABEL MUÑOZ

Dentro de apenas dos días será 20 de noviembre y la comunidad internacional celebrará el 20º Aniversario de la Adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño adoptada por las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989. Aprovechando ese día quiero comunicaros el próximo destino de Lápices para la Paz. Estamos trabajando mucho para conseguir llevar 3000 euros a los niños y niñas refugiados de Líbano, en concreto nos dirigimos al campamento Shatila, en Beirut y queremos comprar material escolar al colegio más pobre, además de formar una pequeña biblioteca a la que llamaremos Rachel Corrie en memoria de su lucha por la paz y la solidaridad con el pueblo palestino.

Nos gustaría llevar más fondos para garantizar las herramientas educativas pero Lápices para la Paz es un proyecto humilde y como sabéis no tenemos subvenciones de ningún tipo.

Vivimos en la seguridad de nuestras casas, nuestra ciudad, nuestros llamado “primer mundo”. Ni nos imaginamos cómo seria la vida de un refugiado. Nadie puede pensar en la injusticia, la persecución, la cárcel, la enfermedad, la opresión y la falta de libertad en todas sus formas. Y esto en tu propia tierra.
Cuando este cóctel se hace insoportable, y el abuso y explotación de los que regentan el poder, el débil sólo le quedan pocas y escasas opciones: ceder ante la fuerza, enfrentarse a ella, con riesgo que eso conlleva como es perecer o recurrir a la huida. Se pierde absolutamente todo, la familia, amigos, el hogar, trabajo, la propia historia de una forma cruel e injusta, pero se salva la dignidad y lo que es más grande, la vida.

Este abuso, esta fuerza que ejerce hacia el vulnerable es tan antiguo como la sociedad y la vida misma. Es más que existiera el estado moderno y su Declaración Universal de los Derechos Humanos, de hecho el refugio es un derecho humano.
Una persona no se convierte en refugiado por una cuestión política, se convierte porque sus derechos humanos son masacrados. Hoy en día se oyen voces donde el discurso político se centra en el aspecto legal del refugiado y sin embargo se pasa de puntillas a la cuestión esencial que es la persona humana, su seguridad, libertad, igualdad o la justicia.
Entonces la Ley cobra un protagonismo que no le pertenece, es más importante que las personas a las que tiene que servir y proteger.
La decisión de escapar de tu propio país porque corre peligro tu vida no es una elección que se haga libremente, sólo la ignorancia sobre los derechos humanos puede hacernos que creer que la emigración y refugio es lo mismo y que los que solicitan asilo vienen a quitar el trabajo que escasea. Tenemos que hacer un ejercicio de empatía y preguntarnos a nosotros mismos qué haríamos de no haber nacido en el lado bueno y seguro de la frontera.

Lápices para la Paz ya ha presenciado in situ la injusticia de ser refugiado en el desierto de Argelia. Junto al maravilloso pueblo saharaui que sobrevive desde hace 34 años con infinita paciencia y en condiciones tan extremas como desesperantes. Y cuando regresas a tu casa, dejas atrás un pedazo de alma, porque tu estás en el lado bueno de esa frontera que marcan las injusticias y ellos continúan soñando con un regreso que nunca llega.
Dicen que la mitad de los 50 millones de refugiados del mundo tiene menos de 18 años. Han huido, con su familia o solos, de la guerra y la persecución, para acabar malviviendo su infancia en medio de ninguna parte.

Este niño y su madre son algunos de los refugiados en Líbano que viven en un refugio. Foto por Laura Sheahen/CRS

408.438 refugiados palestinos sólo en Líbano. Allí vamos. Fueron expulsados de su tierra por los israelíes en 1948. Y nuestro destino está cargado de terroríficas historias: unos tres mil palestinos, refugiados en los campos de Sabra y Chatila, en las afueras de Beirut, fueron masacrados entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982 por la Falange Cristiana de Elie Hobeika, milicia libanesa que operó bajo la supervisión directa del Ejército de Israel, y con su apoyo logístico.

Los palestinos viven hacinados en 12 campos distribuidos por todo el país y subsisten por debajo del nivel de pobreza. A diferencia de sus compatriotas refugiados en Siria o Jordania, no disfrutan de los derechos sociales del país que los acoge, de hecho los niños no pueden acceder a las escuelas libanesas y su único objetivo de la población es volver a su tierra.

Lápices para la Paz vivirá el día a día de los refugiados y como siempre esta bitácora será el espejo donde se refleje las historias de todos esos héroes anónimos que sobreviven bajo el peso del pasado y que nunca serán noticia en los grandes medios de comunicación.

4 comentarios:

Francisco O. Campillo dijo...

Mis mejores deseos para el viaje de los LÁPICES al Libano. Como ese viaje lo planificáis con antelación, para cualquier cosa, ya sabéis, un silbidito ;-)

Observador dijo...

Que empiece la aventura del Líbano y que sea provechosa para tod@s l@s niñ@s a los que aportáis esa miras de futuro, ánimo y como siempre tendrás mi apoyo. Besos alma Mater con deseo de justicia y paz.

Anónimo dijo...

Mucha suerte Lápices y que sea un viaje provechoso. No olvidéis hacer unos cuantos materiales vídeos de esta experiencia y difundilos a la vuelta porque es una forma muy útil de concienciar a más gente sobre la situación de los refugiados en el Líbano. Por si no lo habéis hecho todavía, os aconsejaría dar difusión a vuestra labor a través de un canal especializado en el mundo de la cooperación: Humania Tv (http://www.humania.tv). Buena suerte y traednos una sonrisa de vuelta.

Alicia Mora dijo...

Muchas gracias a todos por los ánimos. Seguimos trabajando....el viaje será para el año que viene, sobre marzo,abril.
Abrazos