jueves, julio 23, 2009

Dos.

A través de una sequía que asolaba el país que había afectado a casi 4.6 millones de personas, incluyendo a los 75.000 niños desnutridos, iban caminando una mujer con dos bebés a sus espaldas. Apenas tenían fuerzas para llorar y ella, sorteando con sus delgados pies desnudos las grietas del hambre llegó por fin a la Misión.

Sin aliento, las pestañas cubiertas de polvo, la piel áspera y con la esperanza de alimentarse ella y sus bebés. El pelito de los pequeños es rubio, signo de la desnutrición aguda. La mujer con grandes ojeras sonríe porque ha llegado a su destino. Sacan a sus dos bebés y uno de ellos está desfallecido. Es la niña...

Una de las Sisters de la Misión sujeta a la niña y percibe que aún tiene pulso. La madre dice que son gemelos, dos pequeños nacidos a la vez, dos bebés expuestos a la hambruna y la desesperación. La Sister, con su mirada ágil que da la experiencia observa que la niña tiene dientes y el niño no. Por lo que se da cuenta que a la pequeña se le ha privado de la alimentación en beneficio del varón.

Todo tiene su triste y desolador significado. A los niños se les intenta alimentar lo mejor posible dentro de sus paupérrimas posibilidades. Porque son varones.
Las niñas, al igual que en muchas partes de nuestro mundo, siempre se llevan la peor e injusta parte. Aquí en Etiopía siempre se dice que la vida para la mujer consiste en un mero ejercicio de supervivencia. Además junto a la privación de la comida, la falta de conocimientos es una de las causas más profundas de marginación, de hecho, en el país de los casi 130 millones de niños que no van a la escuela, el 70 por ciento son niñas.

Las Sisters no juzgan la situación de esta mujer, como ella hay cientos y lo que intentarán por todos los medios es salvar a los tres mediantes medicinas, alimentación y cobijo. En este caso no eran gemelos ni mellizos. Pero ante embarazos múltiples y en épocas de hambruna han sido testigos de iguales situaciones.

Cuando me relataron esta experiencia fui a la sala del programa de nutrición. Allí estaba una mujer con dos bebés gemelos. Dos: sanos, nutridos. Sonríe a la cámara y ellos ajenos a los ruidos y las risas de las demás mujeres buscan ávidamente el pecho de su madre.

3 comentarios:

Observador dijo...

Terrible la hambruna terrible que se cebe en l@s mas débiles (las niñas, casi siempre),gracias a la labor de proyectos como el vuestro y a gentes como las Sister Etiopia tiene esperanza de futuro ,ahora sólo falta la aportación (económica) de los gobiernos del primer? mundo y de las industrias farmacéuticas para combatir esta lacra.
Otra de las entregas de Etiopia, gracias por acercarnos a este país.

P.D.- perdona si te tengo algo olvidada pero estoy algo atareadito en el curro.

Anuskirrum dijo...

Que increíble me parece todo lo que cuentas. Nuestra inacción es inhumana y consentidora de un sistema depredador. Cerramos los ojos para que duela menos? o simplemente no sentimos. Estos son los heroes mudos de nuestra sociedad. Mártires silenciosos, que pagan el precio de nuestra codicia y desdén.
Las fotografías nos comunican con la realidad de algo de lo que oimos hablar que por lejano parece inexistente.
Y ahí estais vosotros, desde lápices, llevándoles alegría y humanidad, cada vez que sus fuerzas desfallezcan, y muy importante: dando testimonio de vuestra experiencia, que tanta falta nos hace aquí, donde hemos perdido el valor real de las cosas y de la vida, al olvidarnos de otros hermanos que aún no han podido resurgir en las condiciones necesarias para una existencia digna.

Gracias por esto Alicia, un fuerte abrazo y mucho animo.

http://pongo-mi-voz.blogspot.com/ dijo...

Acabo de colacarte un enlace a tu página, desde PONGO MI VOZ
http://pongo-mi-voz.blogspot.com/
Que hago para entrar en el anillo solidario ?
Quieres participar en un futuro anillo de amigos de Amnistía Internacional ?
Un abrazo.
Enrique.