lunes, marzo 23, 2009

De camino a la Misión.

La carretera que cogimos es la principal que lleva directamente a Kenia. Fue construida por Dragados, empresa española pero las condiciones de conservación le corresponde el gobierno etíope.

Y por eso está la carretera llena de agujeros, cubierta de piedras, en algunos tramos lamentable y en otros está cortada y hay que bordearla en camino de tierra.



Todo esto sin luz, sólo la que nos acompañaba: una luna maravillosa, plena, que reflejaba con su luz un pequeño lago donde se suele pescar perca y otros peces locales. También nos comentan que habita el Candirú que es un parásito, principalmente de otros peces y que se siente atraído por la orina, y si alguien se introduce en el lago para bañarse y está desnudo puede introducirse por alguno de sus orificios e instalarse en su interior, por ejemplo la uretra.

*Foto niña de Zway.


Observando lo poco que se podía distinguir en esta interminable carretera, veía como pequeños grupos de personas e incluso solas, caminaban en lo más profundo de la noche. Sin apenas luz iban andando de un poblado a otro. Parece increíble cómo consiguen caminar en medio de la noche y sin perderse.

Nos dirigimos a Zway que es una ciudad a 163 km. al sur de Addis Abeba. Una ciudad nacida por voluntad del dictador Mengistu Haile Mariam debido a su situación estratégica de paso entre Addis y el sur del país. Una ciudad que ha multiplicado increíblemente su población en los últimos años pero que, al mismo tiempo, carece de cualquier infraestructura sanitaria y escolar. Una ciudad nacida por una decisión política hace apenas 15 años en un área semidesértica y siempre sometida a la alarma del hambre.
Zway actualmente, cuenta con unos 60.000 habitantes y que, extiende su población en el geter (el interior) llegando a unas 120.000 personas. Esta situación de extrema pobreza y de falta de lo imprescindible para sobrevivir hace que enfermedades como la tuberculosis, el sarampión, o una simple malaria sean mortales para los más pequeños.

Nos dirigimos a la Misión de las Sisters como comúnmente se les llama aquí. Hermanas salesianas que por lo poco que se de ellas están haciendo un gran trabajo en una de las zonas más pobres de Etiopía. Estoy impaciente por conocer su labor y vivir cada minuto todos sus programas: educación, nutrición, sanitario, la gestión del agua, la promoción de los poblados y cómo no llevar nuestros lápices a tres poblados alejados del mundo.

Cuando llegamos con nuestro primer cargamento de material escolar a la Misión ya era muy tarde. Nos abrieron unas enormes puertas y al entrar notamos la frescura de los árboles y escuchamos miles de grillos y algunos pájaros nocturnos. Allí estaban Sister Elisa, Sister Jo y Sister Inés. Todas con una sonrisa.

7 comentarios:

Francisco O. Campillo dijo...

Un abrazo en tu viaje. Es bonito leerte ;-)

Anuskirrum dijo...

Que alegría saber de vuestro camino. Importante camino, y tan necesario.

Mucha fuerza y saludos.

Unknown dijo...

que no se acabe nunca....el leer lo que has vivido.
pero que no significa que quiera que no seacabe las penurias de seres humanos, ojala pudieras escribir sobre un mundo maravilloso...
besines.

Anónimo dijo...

una gran sonrisa es lo q tengo yo cada vez q os leo.....jooo que envidia mi niña....
pero llegara el dia en q compartamos viaje con lapices...prometido....es una espinita clavada...
se me cuidannnnnnnnnnnn¡¡¡¡¡¡¡¡
bicos a todosssssssssssssssssssss
ros

Anónimo dijo...

Que sonrisa tan espectacular la de la niña de la foto.
Espero seguir leyendo mas post de Lápices en Etiopía, buena labor la tuya y la de quien te acompaña en este viaje tan duro con esas carreteras tan malas y esos niñ@s esperando la alimentación de comida y de sabiduría educativa .Besos

Unknown dijo...

queremos masssssssssss.....
besines

Anónimo dijo...

Emocionante leer sobre esta nueva misión de Lápices y sobre todo saber que con todo vuestro esfuerzo estais llevando un poquito de luz en esas tierras donde apenas ilumina la pálida luna. Seguid así ... sois muy grandes :-)